jueves, 12 de abril de 2007

Los Templarios en La Edad Media




La Orden del Temple fue una orden medieval de carácter religioso y militar cargada de leyendas legendarios, nacida después de la primera cruzada. Fue fundada en Jerusalén en 1119 por nueve caballeros franceses, con Hugo de Payens a la cabeza.
En sus inicios su denominación oficial fue Orden de los Pobres Caballeros de Cristo; más tarde fueron conocidos comúnmente como Caballeros templarios o Caballeros del Templo de Salomón.


Fundación:

Apenas creado el reino de Jerusalén y elegido Balduino I como su primer Rey, algunos de los caballeros que participaron en la Cruzada decidieron quedarse a defender los Santos Lugares, y a los peregrinos cristianos que iban a ellos. Ésta fue, en principio, la misión confesada de los nueve caballeros fundadores. El rey concedió a esos caballeros un lugar donde reposar y mantener sus equipos, otorgándoles derechos y privilegios, entre los que se contaba un alojamiento en su propio palacio, que no era sino la Mezquita de Al-Aqsa, que se encontraba incluida en lo que en su día había sido el recinto del Templo de Salomón. Y cuando Balduino abandonó la mezquita y sus aledaños como palacio para fijar el Trono en la Torre de David, todas las instalaciones pasaron a los Templarios, que de esta manera adquirieron no sólo su Cuartel General, sino su nombre.

El Gran Maestre, Hugo de Payens, hizo un recorrido por las Cortes de Europa, recibiendo ayuda y apoyo, a lo que contribuyó decisivamente San Bernardo de Claraval, redactando la regla de la Orden, basada en la de los cistercienses, de los que adoptaron el hábito blanco, al que se le añadió una cruz roja posteriormente; en 1128 la Orden obtuvo del Papa Honorio II la aprobación pontificia.
Durante su estancia inicial en Jerusalén se dedicaron únicamente a escoltar a los peregrinos que acudían a los santos lugares, ya que su escaso número (9) no permitía que realizaran actuaciones de mayor magnitud.

Desarrollo:

Sin embargo, su número aumentó de manera significativa al ser aprobada su regla y ése fue el inicio de la gran expansión de los "Templarios. Hacia 1170, unos 50 años después de su fundación, los Caballeros de la Orden del Temple se extendían ya por tierras de lo que hoy es Francia, Alemania, el Reino Unido, España y Portugal.






Cincuenta años más tarde, hacia 1220, eran la Organización más grande de Occidente, en todos los sentidos (desde el militar hasta el económico), con más de 9.000 encomiendas repartidas por todo Europa, unos 30.000 caballeros y sargentos (más los siervos, escuderos, artesanos, campesinos, etc.), más de 50 castillos y fortalezas en Europa y Oriente Próximo, una Flota propia, anclada en puertos propios en el Mediterráneo y en La Rochelle (en la costa atlántica de Francia) y un Tesoro que les permitía hacer prestámos fantásticos a los Reyes europeos.


Sin embargo, las derrotas ante Saladino les hacen retroceder en Tierra Santa: en 1244 cae Jerusalén y el reino se desintegra, y los Templarios se ven obligados a mudar sus cuarteles generales a San Juan de Acre.
Y de ahí fueron de mal en peor hasta que en 1291 cae San Juan de Acre, con los útimos templarios luchando junto a su Maestre, lo que constituyó el fin de la presencia cruzada en Tierra Santa, pero no el fin de la Orden, que mudó su Cuartel general a Chipre tras comprar la Isla.

Historia en diferentes países:

Los Templarios hicieron acto de presencia en varios países europeos, a parte de en Tierra Santa. Estos países son en El Reino De Aragón, en Castilla, en Portugal, en Inglaterra, en Escocia, en Irlanda, en Polonia... Y en varios más. En la mayoría de estos lugares los Templarios poseían tierras, castillos, encomiendas...

El final de la Orden:

Felipe IV de Francia, el Hermoso, debía grandes cantidades de dinero (deudas) a los Templarios, y debido a eso, convenció al Papa Clemente V para que iniciase un proceso contra los templarios acusándolos de sacrilegio a la cruz, herejía, sodomía y adoración a ídolos paganos. Para ello contó con la inestimable ayuda de Guillermo de Nogaret, canciller del reino.

El Viernes 13 de octubre del año 1307, Jacques de Molay, último gran maestre de la orden, y 140 templarios fueron encarcelados en una operación conjunta simultánea en toda Francia y fueron sometidos a torturas, por las cuales la mayoría de los acusados se declaró culpable de estos crímenes secretos. Algunos efectuaron similares confesiones sin el uso de la tortura, pero lo hicieron por miedo a ella; la amenaza había sido suficiente. Tal era el caso del mismo gran maestre, Jacques de Molay, quien luego admitió haber mentido para salvar la vida.

Llevada a cabo sin la autorización del Papa, quien tenía a las órdenes militares bajo su jurisdicción inmediata, esta investigación era radicalmente corrupta en cuanto a su finalidad y a sus procedimientos. No sólo introdujo Clemente V una enérgica protesta, sino que anuló el juicio íntegramente y suspendió los poderes de los obispos y sus inquisidores.


El Gran Maestre y sus trs primeros dignatarios habían confesado su culpabilidad y sólo quedaba reconciliarlos con la Iglesia. El Gran Maestre recuperó su coraje y proclamó la inocencia de los templarios y la falsedad de sus propias supuestas confesiones. En reparación por este deplorable instante de debilidad, se declaró dispuesto al sacrificio de su vida y fue arrestado junto a otro dignatario que eligió compartir su mismo destino y por orden de Felipe fue quemado junto a Geoffroy de Charnay en la estaca frente a las puertas de Notre Dame, en l'Ile de Paris, el día 18 de marzo de 1314.


Después de que el Papa dio la orden por disuelta, en Portugal los templarios cambiaron su nombre a Caballeros de Cristo y algunos supervivientes de Francia pudieron haber escapado a lugares como Suiza, Escocia y otros reinos y señoríos aledaños.


Actualmente, El Vaticanos guarda el pergamino de Chinon, que contiene la absolución del papa Clemente V a los Templarios.

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